La Liga Maravilla

Sunday, November 05, 2006

Nuevos villanos

LA INCREIBLE BRASA

Se trata de una sicaria de Atontación Suma cuya locuacidad es tal que al no
poder salirle todas las cosas que quiere decir por la boca se le acumulan en
los músculos y tiene super-fuerza, invulnerabilidad y esas hierbas. Cuando
sale en una viñeta, la ocupa casi toda con los bocadillos de texto.











TIGREZNO
Emerson Gumersindo Ibáñez es devorado en la jungla de Ceilán por un
tigre radioactivo. La criatura muta en Tigrezno, el salvaje mutante
con garras retráctiles, instintos asesinos-devoradores y la
capacidad de convertirse en DOS tigres a la vez (por dar vidilla).
Tiene la capacidad de que sus miembros vuelven a pegarse si se los
cortan (curiosamente, en todas las peleas donde interviene, le
cortan alguno para que actúe dicho poder).

La Balada de Wescalifornia

Con motivo del 30º Aniversario del Universo Tripartito, la UTE ha reeditado algunas viejas historias en formato de lujo para que las nuevas generaciones puedan disfrutar de las aventuras más emocionantes de nuestros superhéroes favoritos. Para estas navidades está previsto el recopilatorio de “Unknown Conflicts”, la saga del Condominio Britannia y la esperada edición de lujo de “Monj Zong: La Ciudad del Dragong”.

Hasta entonces, tenemos en nuestras tiendas “La Balada de Wescalifornia” (un diez en intenciones para los notas que tradujeron así “Let Wescalifornia Burn” ), una novela gráfica de noventa y seis páginas que salió poco después del regreso de SuperNeuras tras la fuga editorial de B.T. Mastrujen (ver “Cagadas Tripartitas” en esta misma web para más detalles) con la que se pretendía rellenar un poco el agujero argumental que la brusca desaparición del desequilibrado héroe había dejado en la continuidad de la Liga Maravilla.

Esta historia narra, en forma de carta que SuperNeuras escribe al Hombre Inadvertido en la que le explica sus andanzas en solitario. Aunque el formato de la historia es interesante, está un poco cogido por los pelos el hecho de que las peleas estén tan bien explicadas en una simple carta manuscrita aunque se compensa por la cantidad de frases memorables que contiene.

Empieza la carta hablando de la ciudad de Wescalifornia, al norte de Zaraghotam:

“Wescalifornia: cuando Dios terminó de hacer el mundo tiró todas las piedras que le sobraron aquí. El polvo del desierto cubre el horizonte y todo tiene un precio menos el orgullo. La única ley que se respeta aquí es la del más fuerte”

Wescalifornia, a pesar de ser mucho más pequeña que Zaragotham, cuenta con una población de superseres considerable. La cercanía de la radiactiva Mon-Zona Cero, los pantanos de Warbastro y el meteorito que cayó sobre el pabellón municipal de deportes garantizan un flujo constante de meta-humanos. Además, la menor población de Wescalifornia implica que casi todo el mundo es familia de alguien o conoce a tal o cual persona por lo que un super-héroe resulta que es primo del villano al que tiene que derrotar o de repente tiene que cambiar de bando para ayudar a su hermano pequeño… en suma, los alineamientos no están tan claros como en otros sitios. No obstante, el rudo darwinismo de la zona y los expeditivos métodos de la Civil Guard aseguran que pocos vivan lo suficiente para causar (o resolver) problemas. A lo largo de su historia, numerosos super grupos han surgido y se han desvanecido con igual rapidez: los últimos, los Tunning Men fueron injustamente acribillados por la Civil Guard en su primera noche de patrulla (“Yo los vi con esas pintas, todo trajeaos y me dije: Ciriaco, esos son inmigrantes, gitanos, chorizos o lo mismo hasta super-villanos. Yo disparo por un si acaso” declaró ante el juez el acusado).

El líder de los Night Marauders, un hombretón capaz de devorar en segundos un bloque de apartamentos. Se desconoce el origen de sus poderes y su paradero actual.

Los únicos que en su día se hicieron con una reputación fueron los llamados Night Marauders por la prensa local: un grupo de violentos justicieros nocturnos que arrasaron la ciudad una y otra vez en sus luchas contra los cyber-matones de la Moco Gang (posteriormente reprogramados y reclutados por las fuerzas del orden). Liderados por un morlaco que se hacía llamar la Vorágine Humana (capaz de cosas como comerse un camión cisterna), los Night Marauders velaron Wescalifornia durante años, sobreviviendo a muchos otros grupos de héroes hasta que desaparecieron por motivos desconocidos. Algunos periodistas especialmente paranoicos relacionan este hecho con la desaparición sin rastro del ultra-millonario G. Lowsky, presunto patrocinador del super-grupo.

La historia arranca con J. E. la identidad secreta de SuperNeuras volviendo a Wescalifornia. Tras visitar en los últimos tiempos a un psiquiatra de gran renombre, el doctor A. Paticus, Super Neuras ha empezado a tomar un revolucionario medicamento que, aparentemente, le ha librado de todas sus chaladuras mentales. Sin embargo, su salud mental lleva implícita la pérdida de sus super-poderes y el fin de su carrera con la Liga Maravilla. Confuso, decide volver a su tierra para meditar sobre el asunto.

Cuando llega a Wescalifornia observa que los periódicos locales dedican muchas páginas a las andanzas de un macabro asesino en serie apodado Red Hands Owain que acostumbra a devorar las entrañas de sus víctimas y a llenar las paredes de manos ensangrentadas (de ahí su nombre). El alcalde declara que todo apunta a la obra de algún meta-humano desequilibrado y que si su plan de Castración Mutante se aplicara otro gallo les cantaría y no habría que andar llorando más víctimas de la actividad super-humana no autorizada. Entre los principales sospechosos, la prensa baraja diversos vigilantes desaparecidos hace años miembros de los Night Marauders.

Super Neuras se dirige a su antiguo hogar, el Rancho La Quinta “Moradna” (la “n” que sobra es en realidad un dispositivo secreto para acceder a la cueva-gimnasio) actualmente regentado por su hermano, Peter, que nunca ha sabido de su carrera superheroica. Peter, con la genética familiar habitual, padece bulimia, anorexia, mal de San Vito, cáncer de páncreas en grado seis, apetito caprichoso, caries, piorrea y mal aliento pero parece estar bien. Le explica a su hermano que todas sus enfermedades se compensan unas con otras para mantenerle vivo: es una cuestión de saber controlar las propias energías. Además, Peter sigue estrictos régimenes alimenticios dictados por su dietista, la filosofía zen, el budismo y los programas de la tele a base de verduritas y mariconadas que lo tienen hecho un toro. Además, un enchufe en el ayuntamiento le va a proporcionar un puesto de trabajo bien pagado y con influencia, que le permitirá mejorar la ciudad como nunca se ha visto antes.

De la antinatural unión entre un currante y una miembro de la Civil Guard surgió este engendro maníaco que causaba cáncer e interferencias allá por donde pasaba. Se empeñó en unirse a los Night Marauders y no hubo quien se lo discutiera con el par de hachas que gastaba.

Pasan los días y los crímenes de Red Hands Owain se suceden. Para poner freno a ello, Peter, desde el ayuntamiento, refuerza las patrullas de la Civil Guard con miembros de la cyber SWAT Moco Gang, los antiguos criminales ahora totalmente reformados. Sus órdenes son tirar a matar contra cualquier sospechoso y el toque de queda total a partir de las ocho de la tarde. Super Neuras, por su parte, intenta acomodarse a sí mismo con la sensación de felicidad, tan extraña para él, y el hambre desmesurada que le causan los medicamentos que el doctor Páticus le manda por correo.

Sin embargo, la tensión crece en Wescalifornia: el propio alcalde aparece totalmente destrozado en su propio dormitorio. Su asesino le ha devorado la cabeza y el hígado y ha dejado las paredes de su dormitorio cubiertas de manos ensangrentadas. La esposa del señor alcalde, que dormía apaciblemente a su lado, ha sido detenida como principal sospechosa y sometida a interrogatorios de grado cinco. Peter, el hermano de Super Neuras, asumirá la alcaldía provisionalmente.

Llega un periódico de Zaragotham a manos de SuperNeuras y lo que ve en él no le gusta nada: La Liga Maravilla se ha reconciliado con el estado aceptando entre sus filas al héroe del gobierno Mister Láser, un agente de la ley y el orden mejorado quirúrjica y cibernéticamente para dar buena imagen al grupo. La identidad del agente se mantiene en secreto pero se sabe que ha sido adoctrinado por el Doctor A. Páticus.

-Páticus… Páticus…-SuperNeuras medita mientras engulle sin parar-¡Apáticus, joder!

R. Tuerkha, ingeniero informático, se hallaba trabajando en su casa tranquilamente cuando una recua de matones de la Moco Gang se confundieron de piso y entraron a darle de ostias pensando que era un moroso. Tras molerlo a palos, lo tiraron a un camión de basura junto con su Pentium 7500, su terrario de cangrejos violinistas y una bolsa de periódicos viejos. El camión encima fue alcanzado por un rayo en aquel momento (cuando no se tiene el día…) y R. T renació en forma de Cyber Centollo, el luchador contra el crimen.

Con un rugido de rabia, Super Neuras lanza contra la pared el periódico, las patatas fritas y la caja de pastillas. Se da cuenta de que ha sido vilmente manipulado por un ente alienígena al que creía vencido mucho tiempo atrás. Sin él, Apáticus ha logrado introducir a un topo en la Liga Maravilla que probablemente les cause muchos problemas a sus amigos.

Por desgracia, ahora no tiene ni poderes ni dinero para trasladarse a Zaragotham así que decide pedirle un préstamo a su hermano. Sale al jardín, aprieta la “n” de “Moradna” y penetra en el pasadizo que se abre ante él.

Lo que encuentra abajo le corta el aliento: la cueva-gimnasio de su hermano parece un matadero lleno de cuerpos humanos mutilados, cubas llenas de sangre y alambiques de destilería. En medio de aquel escenario de pesadilla está Peter con las manos metidas en una cuba llena de casquería humana fresca.

-Ah, Jorge-le saluda-Llegas a tiempo para mi momento de mayor triunfo. Ha llegado nuestra hora, hermano, la hora de que tomemos lo que la vida nos ha negado. Gracias a mi puesto en el ayuntamiento, tengo el poder sobre esta maldita ciudad. Y gracias a mis conocimientos sobre dietética arcana muy pronto seré invencible.

Y pasa a relatarle su historia, todo lo que ocurrió después de que SuperNeuras se marchara a la escuela para jóvenes talentos del profesor Xuanma. Su infancia difícil por culpa de sus enfermedades: sus padres le llevaron a todo tipo de médicos que, al no poder curarle, acabaron por internarle en un centro de salud donde le hicieron toda clase de perrerías, inyectándole mil cosas extrañas y cogiéndole muestras de tejido una y otra vez.

Los siniestros ritos satánicos llevados a cabo en el festival de Alerrock tuvieron como efecto resucitar un fiambre que había enterrado por ahí desde hacía ni se sabe. Poseído por una entidad con forma de guitarra eléctrica-motosierra-muñeca hinchable, Seigor se unió a los Night Marauders para poder matar con tranquilidad.

Su vida fue un infierno hasta que una noche, enloquecido de hambre, dolor y por las drogas que le habían inyectado se escapó de su habitación del hospital y fue a parar a la morgue. Allí se despertó a la mañana siguiente junto a un cadáver al que le faltaban bastantes partes vitales. Él, en cambio, se encontraba de maravilla. Había encontrado la clave de su salud.

Sus experimentos con víctimas vivas le permitieron más tarde ganar más conocimientos. Se vengo de sus padres y de los médicos devorándolos a todos. Y ahora que tenía el poder planeaba destilar a toda Wescalifornia para obtener un elixir que le haría inmortal y le libraría para siempre jamás de la necesidad de comer.

-Y tú, hermano mío-continúa Peter con los brazos en alto-tendrás un lugar junto a mí en el nuevo orden si postrándote ante mí, me adoras.

-Bueno, no lo tendrás tan fácil, ¿no?-contesta SuperNeuras apuntándole con el dedo-Algún superhéroe intentará frenarte.

Descubre con disgusto que no le salen rayos. La maldita medicación de Apáticus y la jodida felicidad le han privado de todos sus poderes.

-¿Quién osará desafiarme?-rie enloquecidamente Peter-¡Los Night Marauders ya no existen y gracias a mis patrullas y al toque de queda ya no hay un puto meta-humano vivo que pueda hacerme sombra!¡Wescalifornia será mía!¡Y luego, el Universo!

-No cabe duda de que eres mi hermano-comenta SuperNeuras-¡Estás como una puta cabra!

-Perdona, ¿has dicho algo?La emoción del momento me ha embargado…

-Nada, nada-dice SuperNeuras saliendo de la cueva-gimnasio-matadero-Que voy para arriba que es la hora de la pastillica.

Durante un asalto armado a una destilería-arsenal, el boy-scout paramilitar E.G.R. recibió un disparo que le hizo caer dentro de una cuba de pacharán experimental. La peligrosa sustancia le convirtió en un alcohólico-dependiente totalmente inestable. Cuando los Night Marauders lograron echarle el guante en una de sus destructivas cacerías decidieron que más les valía tener a aquel elemento de su parte…

“Hay momentos, Hombre Inadvertido, en los que tienes que tomar decisiones difíciles. Enfrentarme a mi propio hermano sin mis poderes era el equivalente al suicidio que tanto tiempo había buscado y que precisamente ahora no deseaba. Sin embargo, aunque Wescalifornia ya no fuera mi hogar, alguien tendría que luchar por él o no habría ningún hogar al que volver”

Llega aquí uno de los momentos más dramáticos de la historia cuando SuperNeuras, impotente, ve por la tele cómo su hermano, totalmente huntado en sangre, sale a la calle junto a su guardia de corps de la cyber Moco Gang. Anunciando un desfile de toma de posesión del cargo, su hermano pretende sabotear la conducción general del agua de forma que en lugar de llevar agua, chupe sangre (es un apaño complicado) de la ciudadanía y le permita así destilar su diabólico elixir.

-Bah-dice tirando el mando de la tele a un lado-Al diablo.

Y sube a su cuarto, donde pulsa una complicada combinación en un teclado numérico. Un panel secreto se abre y aparece un ropero con el uniforme de… LA VORÁGINE HUMANA.

El nuevo alcalde, Red Hands Owain-Peter, está en medio de la Avenida de las Autonomías, dirigiendo a sus cyborgs en la niebla mientras se le escapan las risotadas de triunfo. Ahora que ve la victoria tan cercana casi le dan lástima los inocentes ciudadanos pero no va a dejar que sea eso lo que le detenga:

-¡Detente, Red Hands Owain!-grita una voz surgiendo de la densa niebla-Mientras la Vorágine Humana esté aquí para detenerte, tu plan jamás se llevará a cabo.

Y de entre la niebla surge la Vorágine Humana (un poco desmejorada con los años y casi no le cabe el uniforme pero qué se le va a hacer).

-Vaya, vaya: el ídolo de mi juventud a estas alturas…-Red Hands Owain suelta una risa maníaca-De niño te envidiaba porque tú podías comer cualquier cosa y yo no… ahora nadie va a envidiar tu destino. ¡Destruidle!

Mutante de los pantanos de Warbastro que apareció un buen día en pelota picada por Wescalifornia. Acabó con una treintena de policías antes de que los Night Marauders lograran reclutarle a cambio de ropa para taparse las vergüenzas. Peligrosidad Omega.

Y una docena de cyborgs se lanzan contra la Vorágine, que traga saliva pero se dispone a vender cara la piel. No hace falta porque una ráfaga de ametralladora los destroza de golpe mientras una figura vestida de negro como la muerte sale de detrás de un coche.

-¿Qué coño pasa aquí?-ríe Destroyer Mon con una ametralladora humeante en una mano y una botella medio vacía en la otra-¿La fiesta iba a empezar sin mí o qué?

Pero los cyborgs pueden autoreparse y varios se logran levantar. No obstante, cuando cruzan una zona de cesped en dirección a Destroyer Mon, una mano tumefacta y verdosa surge del suelo acompañada de un traqueteo de motosierra.

-Violencia-dice una voz cascada y ancestral-¡Seigor gustar!

-¡Destruidlos a todos!-ordena Red Hands Owain-¡Y vosotros acabad de montar el dispositivo hemoextractor!

-¿Estás hablando con los cadáveres, tío?-pregunta Fakiu saliendo con las manos ensangrentadas de la cloaca donde habían entrado los técnicos de sabotaje-¡No pueden oírte!

Antes de que Red Hands Owain pueda reaccionar tiene que enfrentarse contra la Vorágine Humana. Para su disgusto, toda su fuerza cyborg se está dando de tortas contra Destroyer Mon, Seigor y un enano fosforescente con dos hachas que ha salido de un cubo de basura. Y parece que llevan las de perder.

No así él contra la Vorágine. Aunque aún no ha podido culminar su plan maestro, Red Hands Owain ha destilado a muchas víctimas y sus poderes son considerables. No obstante, cuando va a lograr asestarle el golpe de gracia, una pinza enorme le coge de la muñeca y le levanta por los aires muy, muy arriba.


Miembro mutante de los Night Marauders. Tiene no menos de diez identidades secretas, cada una con un trabajo distinto que lleva con elegancia. Además de cuatro brazos, posee un factor anti-curativo mutante que le provoca heridas contínuamente.

-Parece que después de todo no vas a ganar esta batalla-le dice Cyber Centollo con su voz electrónica mientras lo eleva en el cielo nocturno de Wescalifornia-No podemos culparte: al fin y al cabo no eres un meta-humano ni un cyborg ni un ente divino. Sólo eres un desgraciado que hace ritos satánicos. Y sin los ritos sólo eres un desgraciado. Que no puede volar, añado.

Y lo suelta a doscientos metros de altura. Red Hands Owain grita como un loco mientras cae hasta que uno de sus cyber-guardaespaldas con retrorreactores lo recoge al vuelo.

-La batalla está perdida, señor-le informa-Mis análisis tácticos indican que la balanza está totalmente inclinada a favor de los Night Marauders.

-Menuda mierda de táctico estás tu hecho-grita Red Hands Owain-¡Estás despedido!

El cyborg volador se quita el casco con una mano y a continuación suelta al villano:

-Bueno-sonríe Ax Zang-Supongo que me puedo permitir prescindir de un empleo.

La historia concluye con un emotivo reencuentro entre los Night Marauders. Cada uno ha rehecho su vida como civil y es feliz a su manera. Cuando le llega el turno a SuperNeuras de explicar a qué se dedica, contesta que “aún tiene cosas por hacer” y se despide de todos. Pone la carta en un sobre y se dirige a la estación de tren tras echarla en un buzón.

El epílogo nos sacaba al cartero yendo a entregar la carta de SuperNeuras. Al entrar en un portal, el cartero mira todos los buzones uno por uno. Hay uno especialmente grande con la placa de color gris y sin nombre. Tras mirar todos los buzones, el cartero se encoge de hombros y se va sin entregar la carta.

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